Sonia Gutiérrez nunca compartió el patriotismo de Elizabeth Walton-Wright. Aunque amaba a su país, también amaba al México natal de sus padres, y comprendía con agudeza las cargas adicionales que la cultura estadounidense imponía a sus ciudadanos minoritarios. No compartió el orgullo de Donna Mason, después de haber soportado años de acoso primero por ser aparentemente un niño afeminado, y más recientemente por ser una persona transgénero mujer. Lo que sí compartió con esas mujeres fue la compasión y la necesidad de conducir para ayudar a los demás en cualquier momento y lugar, y esa compasión brilló como un faro para el Espíritu de la Libertad.

Con las noticias de diferentes partes del mundo acerca de extraños objetos apareciendo de la nada en el cielo y la Ley Moore restringiendo a los vigilantes y metahumanos en Freedom City, nunca antes se necesitó tanto de la dama de la libertad.
¿Será Sonia capaz de llevar un legado de una heroína perdida por casi 30 años?
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